El eje Ebro-Secanos-Pirineos es el destino de Europa donde se puede observar más diversidad de aves con menos distancia. En un mismo viaje podréis ver hasta 250 especies, una cifra récord en el continente.
Las aves propias de ecosistemas acuáticos las observaremos en el delta del Ebro, una de las zonas húmedas más importantes de Europa, pero también en otros pantanos interiores (como el estanque de Ivars i Vila-sana) y en ambientes fluviales y de ribera que recorren el río Ebro y sus tres principales afluentes: el río Noguera Ribagorzana, el río Noguera Pallaresa y el río Segre. Aquí la diversidad de aves acuáticas es notable.
Siguiendo el litoral de las Terres de l’Ebre, emergen varias sierras mediterráneas entre las que destaca un macizo imponente y gigantesco: Els Ports. Los bosques esclerófilos de estas sierras y sus riscales conviven con cultivos tradicionales (viña, aceite, etc.) y configuran un mosaico paisajístico propicio para las aves mediterráneas.
Las aves de ambientes esteparios son, posiblemente, las más singulares y, al mismo tiempo, las más frágiles. En el interior del territorio de Lleida, la gran depresión central vinculada a la cuenca del río Ebro acoge las últimas zonas esteparias del país y extensas zonas agrícolas. En estos ambientes de secano existen especies de aves que prácticamente solo se encuentran en la península ibérica.
Al norte del destino se erigen las montañas de los Pirineos y el Prepirineo, con picos que alcanzan los 3000 metros como la Pica d’Estats (3143 m), el techo de Cataluña. En estos ambientes más fríos e inhóspitos, que también albergan extensas masas forestales de pinos y abetos, viven las aves de alta montaña, con especies muy singulares y algunas de grandes dimensiones.
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